“Un adyuvante es una sustancia capaz de dirigir y potenciar la respuesta inmune hacia un antígeno determinado. El uso de adyuvantes ha permitido incluir antígenos en las vacunas que antes se descartaban por su baja o nula capacidad de inducir una respuesta inmune. En nuestro caso, el antígeno que utilizamos no es suficientemente bueno inmunogénicamente y por eso le añadimos este adyuvante que es específico y que funciona dentro de las células inmunes”, explica María Victoria Sánchez, investigadora del CONICET en el Instituto de Medicina y Biología Experimental de Cuyo (IMBECU, CONICET-UNCUYO) y líder del estudio.
El equipo de investigación pudo demostrar que la formulación, conteniendo parte del antígeno de Spike junto con el adyuvante c-di-AMP por vía intramuscular, generó una respuesta inmune humoral y celular eficaz contra el virus del SARS‐CoV‐2. “En general, el uso de adyuvantes está dirigido principalmente a potenciar la respuesta de anticuerpos, ya que éstos son sinónimo de protección. Sin embargo, la inducción de linfocitos T mediante la vacunación es muy importante para enfermedades virales y patógenos intracelulares. Nosotros buscamos adyuvantes que nos ayuden a mejorar no solo la respuesta inmune humoral sino también la respuesta inmune celular de linfocitos T, que son los encargados de eliminar las células infectadas con el virus y que, además, ayudan a los linfocitos B, que son los que generan los anticuerpos”, relata la investigadora.
Según la científica, la inmunidad celular cumple un rol fundamental para la resolución de la infección por COVID-19: “Es sabido que un mejor pronóstico de la enfermedad está relacionada con la cantidad de linfocitos T, principalmente de los linfocitos T citotóxicos, en etapas tempranas. Una respuesta tardía o insuficiente de estos linfocitos puede producir que el virus crezca sin control. Por lo tanto, queremos que nuestra vacuna induzca una buena respuesta de linfocitos T de memoria que reconozcan al virus y que sirvan de centinelas ante un nuevo encuentro, para que la enfermedad se resuelva rápidamente sin llegar a la severidad”, detalla Sánchez.
El equipo de investigación continúa trabajando en el laboratorio para contribuir al conocimiento de este adyuvante y así convertirlo en una opción prometedora para la generación de futuras vacunas. “En el caso de nuestro modelo, el c-di-AMP efectivamente ayudó a potenciar la respuesta de anticuerpos en animales jóvenes y envejecidos, y la respuesta celular, aunque no pudimos realizar el ensayo de infección in vivo en el modelo murino para evaluar el panorama completo de protección. En estos momentos, estamos realizando otro estudio donde utilizamos este adyuvante y un antígeno del virus que de por sí tiene la capacidad para inducir una respuesta de linfocitos T, para reforzar aún más la inducción de linfocitos T. Más allá de buscar un producto final como es una vacuna, para lo cual es necesario contar con un financiamiento que permita desarrollar los ensayos clínicos, con estos estudios estamos contribuyendo a dilucidar la capacidad de este adyuvante para que el día de mañana pueda formar parte de una formulación para COVID-19 u otra enfermedad infecciosa”, cierra la investigadora.
Del estudio también participaron: María José Germanó, Constanza Giai, Diego Cargnelutti, María Isabel Colombo, Sebastián Blanco, Brenda Konigheim, Lorena Spinsanti, Javier Aguilar, Sandra Gallego, Hugo Alberto Valdez y Juan Pablo Mackern-Oberti.