Así consta en los datos provisionales proporcionados por las comunidades autónomas al Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación. La media del último decenio es de 26.589,71 hectáreas quemadas por el fuego en los cinco primeros meses de cada año. El peor fue 2012 (66.865,73) y el mejor, 2016 (4.048,73).
De las hectáreas arrasadas entre enero y mayo de este año, que abarcan un 0,053% del territorio nacional, un total de 1.586,64 corresponden a vegetación herbácea (pastos y dehesas) y el resto a vegetación leñosa, concretamente 11.434,80 hectáreas de matorral y monte abierto, y 1.671,74 de superficie arbolada.
En los cinco primeros meses del año se produjeron 2.506 siniestros, de los que 1.177 fueron incendios (que arrasaron al menos una hectárea) y 1.329 conatos (con menos de una hectárea quemada).
ZONAS GEOGRÁFICAS
El noroeste peninsular (Asturias, Cantabria, Galicia, País Vasco y las provincias de León y Zamora) concentró el 66,44% de los incendios y conatos forestales entre enero y mayo de 2020, mientras que el resto de los siniestros se repartieron entre las comunidades interiores peninsulares (concretamente, las provincias de las regiones no costeras, salvo León y Zamora), con un 22,59%; el área mediterránea, con un 10,30%, y Canarias, con un 0,68%.
En cuanto a la superficie forestal arrasada por el fuego, el 84,36% pertenece al noroeste; un 6,53% a Canarias; un 6,97% a las comunidades interiores, y un 2,14% al área mediterránea.
La mayor cantidad de superficie arbolada arrasada por el fuego se produjo en el noroeste (82,94%), por delante de las comunidades interiores (14,38%), la zona mediterránea (2,66%) y Canarias (0,01%).