El fascinante origen de la placenta humana
No es un secreto que los humanos pertenecemos al grupo de los mamíferos. Nuestro linaje se separó de los reptiles hace más de 300 millones de años, y en ese tiempo hemos desarrollado varios “inventos” evolutivos que han sido clave para nuestro éxito como especie. Uno de los más destacados es el viviparismo, que permite a las crías nacer directamente del cuerpo materno, listas para enfrentar el mundo, en lugar de hacerlo a partir de un huevo, como sucede en la mayoría de las especies animales.
Este método ofrece ventajas significativas, ya que proporciona un entorno seguro para el desarrollo del feto y facilita una eficiente transferencia de nutrientes entre la madre y su descendencia. Esta estrategia prioriza asignar más recursos a un número reducido de crías, aumentando así sus probabilidades de supervivencia. En resumen, los mamíferos optamos por la calidad sobre la cantidad.
La placenta: un órgano vital
El órgano que hace posible el viviparismo es la placenta, formada por células tanto maternas como fetales. Estas dos clases de células deben fusionarse para crear lo que se conoce como un “sincitiotrofoblasto”, un término que significa “células fusionadas con función alimentaria”. La placenta regula la transferencia de nutrientes, oxígeno y células inmunitarias desde la madre hacia el feto en desarrollo.
Entre los mamíferos existe una notable diversidad en los tipos de placenta, variando según su capacidad para invadir tejidos maternos y dirigir el flujo sanguíneo hacia el feto. Sin embargo, cada orden mamífero generalmente presenta solo uno o dos tipos, lo que indica que esta característica no cambia fácilmente durante la evolución.
Por ejemplo, herbívoros, delfines y ballenas poseen placentas poco invasivas; mientras que carnívoros y elefantes tienen placentas moderadamente invasivas. La mayoría de los roedores cuentan con placentas altamente invasivas. Los primates son un caso especial: los lémures tienen placentas moderadamente invasivas, mientras que monos y simios presentan placentas muy invasivas.
Preeclampsia: complicaciones humanas
En nuestra especie, la placenta muestra una notable capacidad invasiva. Esta característica puede ser responsable de algunas complicaciones en el parto típicamente humanas, como la preeclampsia y hemorragias posparto. En este trastorno, la conexión entre los sistemas circulatorios materno y fetal no se establece adecuadamente, provocando una falta de oxígeno en el embrión. Como respuesta, este libera hormonas que incrementan la presión arterial materna para intentar compensar dicha deficiencia.
Aproximadamente el 5% de los partos se ven afectados por esta condición grave; cada año cerca de 70 mil mujeres parturientas mueren a causa de ella en todo el mundo, contribuyendo también a alrededor de 500 mil casos de nacimientos prematuros.
El misterio del origen viral
El origen evolutivo de la placenta era hasta hace poco un completo misterio. Sin embargo, en el año 2000 se descubrió que un gen específico expresado en este órgano es sorprendentemente similar a una proteína presente en ciertos virus. Este hallazgo resultó inesperado.
El virus mencionado pertenece al grupo conocido como retrovirus; su representante más famoso es el VIH. Estos agentes infecciosos tienen una forma peculiar de multiplicarse: pueden insertar copias de sí mismos en el ADN del hospedador. A veces esto ocurre en células germinales (las precursoras de óvulos o espermatozoides), lo cual permite que secuencias virales queden integradas permanentemente en nuestro genoma a través de generaciones. De hecho, aproximadamente un 8% del genoma humano está compuesto por retrovirus.
Células virales y placenta
Las “sincitinas” humanas son proteínas cruciales para la fusión celular durante el desarrollo placentario; proteínas similares han sido halladas en otras especies primates y se cree que derivan de un salto desde retrovirus ocurrido hace unos 25 millones de años dentro nuestro linaje. Sin estas proteínas sería imposible formar la placenta humana.
Otra proteína viral conocida como supresina, inhibe esta fusión celular actuando como reguladora del proceso anterior. Dado que las infecciones por retrovirus son comunes, se piensa que distintos grupos mamíferos han adquirido diversas proteínas a través del tiempo evolutivo, lo cual explica la variedad existente entre las placentas.
Solemos afirmar que mutación y selección natural son las fuerzas motoras detrás del proceso evolutivo; aunque esto es cierto generalmente, existen caminos alternativos. Así podemos considerar que nuestra singular y efectiva forma reproductiva podría deberse a haber domesticado una proteína viral para crear nuestra placenta.
Artículo completo en The Conversation
La noticia en cifras
Cifra |
Descripción |
300,000,000 |
Tiempo desde la separación del linaje humano y los reptiles (en años) |
5% |
Porcentaje de partos afectados por preeclampsia |
70,000 |
Número anual estimado de muertes maternas por preeclampsia |
500,000 |
Número estimado de nacimientos prematuros relacionados con la preeclampsia |
25,000,000 |
Años desde el salto viral que dio lugar a las sincitinas |
Preguntas sobre la noticia
¿Qué es el viviparismo y cuáles son sus ventajas?
El viviparismo es el hecho de nacer directamente del cuerpo de la madre, en lugar de a partir de un huevo. Ofrece ventajas como proporcionar un entorno seguro para el desarrollo del feto y facilitar una eficiente transferencia de nutrientes entre la madre y la descendencia.
¿Cuál es la función de la placenta?
La placenta regula la transferencia de nutrientes, oxígeno y células del sistema inmunitario desde la madre hacia el feto en gestación. Es esencial para el desarrollo adecuado del embrión.
¿Qué complicaciones pueden surgir durante el embarazo relacionadas con la placenta?
Complicaciones como la preeclampsia y la hemorragia posparto pueden ocurrir debido al notable grado de capacidad invasiva de la placenta humana, lo que puede generar conflictos de intereses entre los recursos destinados al desarrollo del embrión.
¿Cuál es el origen evolutivo de la placenta?
El origen evolutivo de la placenta estaba envuelto en misterio hasta que se descubrió que ciertas proteínas esenciales para su formación son similares a proteínas presentes en retrovirus, sugiriendo que nuestra especie "domesticó" estas proteínas virales durante su evolución.