Un equipo de investigadores de la Universidad de Barcelona ha realizado nuevos descubrimientos sobre el desplazamiento de la oscilación del Atlántico Norte (NAO), un fenómeno climático crucial para el hemisferio norte. Este estudio, publicado en la revista Npj Climate and Atmospheric Science, sugiere que el desplazamiento de la NAO podría estar relacionado con variabilidad natural en lugar de ser causado por gases de efecto invernadero. A través de simulaciones climáticas, los expertos han identificado factores como la interacción entre vientos y orografía que podrían influir en este fenómeno. Los hallazgos tienen implicaciones significativas para entender la variabilidad climática en Europa y el Mediterráneo.
Una reciente investigación liderada por un equipo de la Universidad de Barcelona ha arrojado luz sobre el desplazamiento de la oscilación del Atlántico Norte (NAO), un fenómeno climático que ejerce una notable influencia en el clima del hemisferio norte. Este estudio, publicado en la revista Npj Climate and Atmospheric Science, desafía algunas creencias establecidas sobre las causas de este desplazamiento.
A pesar de que persisten numerosas incógnitas sobre los factores que provocan el movimiento longitudinal de la NAO, se han planteado hipótesis que vinculan este fenómeno con el impacto de los gases de efecto invernadero. Sin embargo, los hallazgos más recientes sugieren que podría ser resultado de variaciones naturales dentro del sistema atmosférico.
Los expertos María Santolaria-Otín y Javier García-Serrano, quienes dirigen esta investigación, explican que la atmósfera es inherentemente caótica e impredecible. Según García-Serrano, “podemos descartar algunos factores relacionados con el forzamiento radiativo antropogénico y el acoplamiento con el océano”. En cambio, se están considerando otras variables como la interacción entre vientos y orografía o el contraste tierra-mar.
A nivel global, los efectos del desplazamiento de la NAO podrían ser limitados; sin embargo, su influencia en regiones específicas es significativa. La NAO representa aproximadamente la mitad de la variabilidad climática en Europa y el Mediterráneo. Esto implica que su comportamiento puede modular las tendencias del cambio climático durante ciertos periodos, según apunta García-Serrano.
En este contexto, el equipo ha llevado a cabo simulaciones climáticas abarcando un periodo de 500 años para analizar estos fenómenos. Santolaria-Otín destaca que esta metodología innovadora permite aislar efectos específicos y obtener conclusiones que no serían posibles solo con datos observacionales.
La oscilación del Atlántico Norte es reconocida como uno de los patrones más influyentes en el clima del hemisferio norte. Ante este escenario complejo, los investigadores continúan explorando qué factores determinan sus desplazamientos y cómo estos afectan a otras áreas del planeta.
Artículo de referencia:
Santolaria-Otín, María; García-Serrano, Javier. «Internal variability of the winter North Atlantic Oscillation longitudinal displacements». Npj Climate and Atmospheric Science, noviembre de 2024. DOI: 10.1038/s41612-024-00842-8
La oscilación del Atlántico Norte (NAO) es un fenómeno climático que influye en el clima del hemisferio norte, identificado por primera vez a principios del siglo XX. Es uno de los patrones de variabilidad climática más estudiados, aunque aún se desconocen muchos aspectos relacionados con su dinámica y procesos que controlan su variabilidad.
Investigaciones recientes sugieren que el desplazamiento de la NAO podría ser una consecuencia de la variabilidad natural del sistema atmosférico, en lugar de estar relacionado con los efectos antropogénicos como los gases de efecto invernadero. Factores como la interacción de los vientos con la orografía o el contraste tierra-mar podrían ayudar a entender estos desplazamientos.
A escala global, el desplazamiento de la NAO probablemente tendría efectos reducidos, aunque podría afectar la variabilidad del hielo marino en el Ártico. A nivel regional, se estima que la NAO explica aproximadamente la mitad de la variabilidad climática en Europa y el Mediterráneo, modulado las tendencias de cambio climático en determinados periodos.
El equipo de investigación realizó simulaciones durante un periodo de 500 años utilizando un modelo climático global para aislar los efectos del forzamiento radiativo y del acoplamiento con el océano, permitiendo obtener conclusiones que no serían posibles solo con datos observacionales.