Un equipo del Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) y el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) ha desarrollado una innovadora herramienta para monitorizar las praderas de Posidonia oceanica en el Mar Mediterráneo mediante imágenes satelitales. Este estudio, publicado en la revista GIScience & Remote Sensing, destaca la importancia de estas plantas marinas en la mitigación del cambio climático, ya que pueden secuestrar CO2 hasta 35 veces más rápido que los bosques tropicales. Utilizando imágenes del satélite Sentinel-2, el equipo ha logrado caracterizar la extensión de Posidonia oceanica con un 92,5% de precisión, contribuyendo a la conservación y gestión sostenible de estos ecosistemas vitales. La investigación también proporciona herramientas para evaluar políticas públicas y mejorar la monitorización en zonas menos estudiadas del Mediterráneo.
El Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN), parte del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), ha colaborado con el Centro Aeroespacial Alemán (DLR) para desarrollar una innovadora herramienta que utiliza imágenes de satélite para monitorizar las praderas de fanerógamas marinas. Este avance ha sido documentado en un estudio recientemente publicado en la revista GIScience & remote sensing.
La Posidonia oceanica, una planta marina endémica del Mar Mediterráneo, se extiende hasta 45 metros de profundidad y desempeña un papel crucial en la conservación del ecosistema marino. Además de contribuir a la claridad del agua y proteger las costas contra la erosión, esta planta es fundamental en la lucha contra el cambio climático, ya que puede absorber dióxido de carbono (CO2) hasta 35 veces más rápido que los bosques tropicales. Según Mar Roca Mora, investigadora del ICMAN-CSIC, “esta reina del Mediterráneo” es esencial en el secuestro de carbono, pero su población ha disminuido aproximadamente un 15% en el último siglo debido a actividades humanas como el fondeo de embarcaciones.
Desde la era preindustrial, los niveles de CO2 en la atmósfera han aumentado drásticamente, lo que ha provocado un calentamiento global significativo. Parte de este gas se disuelve en el agua, donde organismos fotosintéticos como la Posidonia oceanica juegan un papel vital al convertirlo en carbono orgánico. Este proceso permite que el carbono se almacene bajo sus raíces durante miles de años si no es perturbado.
La monitorización efectiva de estas praderas es crucial para evaluar su estado de conservación y planificar medidas adecuadas. Sin embargo, cubrir toda la extensión del Mar Mediterráneo presenta un desafío considerable para los métodos tradicionales que dependen de buques y buzos.
Las imágenes satelitales de alta resolución emergen como una solución prometedora. El satélite Sentinel-2, parte del programa Copernicus de la Agencia Espacial Europea, ofrece imágenes con una resolución de 10 metros por píxel, permitiendo una evaluación más amplia y eficiente. El estudio realizado por ICMAN-CSIC combina conocimientos sobre óptica acuática con técnicas avanzadas de procesamiento en la nube y algoritmos de aprendizaje automático para caracterizar diferentes ecosistemas bentónicos.
Este enfoque ha permitido estimar la extensión actual de Posidonia oceanica en el Mar Balear en 505,6 km² con una precisión del 92,5%. Aunque esta región ya está bien estudiada, los resultados sirven como base metodológica para desarrollar herramientas accesibles que beneficien a todo el Mediterráneo.
Además, el estudio ha generado una batimetría regional accesible que optimiza la detección de esta planta submarina y estima su tasa anual de secuestro de carbono en 227 toneladas. Se calcula que bajo las raíces de estas plantas hay aproximadamente 12,27 millones de toneladas de carbono orgánico hasta 30 metros de profundidad. La degradación de estas praderas podría liberar grandes cantidades de CO2 a la atmósfera.
A pesar del potencial que ofrecen los satélites para mejorar la monitorización ambiental, existen limitaciones inherentes a esta tecnología. La detección puede verse afectada por condiciones como sombras proyectadas por acantilados o aguas turbias.
“Estas técnicas pueden ser fundamentales para seguir el estado actual y futuro de las praderas marinas”, afirma Roca Mora. La replantación es importante, pero actualizar información sobre las praderas existentes es aún más crítico para evitar que millones de toneladas secuestradas regresen al agua y eventualmente a la atmósfera.”
Cifra | Descripción |
---|---|
35 | Veces más rápido que los bosques tropicales en la retirada de CO2. |
15% | Pérdida estimada de la extensión total de plantas marinas del Mediterráneo en el último siglo. |
505.6 km² | Extensión estimada de Posidonia oceanica caracterizada en el Mar Balear. |
92.5% | Precisión de la estimación respecto a los datos oficiales en el Mar Balear. |
227 toneladas | Tasa de secuestro de carbono anual estimada por las praderas de Posidonia oceanica. |
12.27±2.1 millones de toneladas | Dato estimado del stock de carbono orgánico bajo las raíces de estas plantas en el Mar Balear hasta 30 metros de profundidad. |
La Posidonia oceanica es una planta marina endémica del Mar Mediterráneo que juega un papel crucial en mantener las aguas transparentes, proteger las costas de la erosión y mitigar el cambio climático al secuestrar CO2 de manera más eficiente que los bosques tropicales.
El Instituto de Ciencias Marinas de Andalucía (ICMAN) ha desarrollado una herramienta junto al Centro Aeroespacial Alemán (DLR) para monitorizar las praderas de Posidonia oceanica mediante imágenes de satélite, utilizando datos del satélite Sentinel-2.
Monitorizar la extensión de las praderas es esencial para conocer su estado de conservación, evaluar los impactos sobre ellas y planificar medidas de conservación adecuadas. Esto ayuda a proteger su capacidad como sumideros de carbono.
Se utilizan imágenes ópticas de alta resolución del satélite Sentinel-2, técnicas de computación masiva en la nube y algoritmos de machine learning para procesar y analizar los datos obtenidos.
El estudio ha estimado la extensión de Posidonia oceanica en el Mar Balear con una precisión del 92,5% y ha calculado su tasa de secuestro de carbono anual en 227 toneladas.
Aunque la teledetección ofrece muchas ventajas, tiene limitaciones en áreas donde hay sombras, zonas muy profundas o aguas turbias que dificultan la detección precisa de las plantas marinas.