Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid han desarrollado un método innovador para producir celulosa bacteriana a partir de residuos orgánicos como posos de café y restos de alimentos. Este biomaterial biodegradable ofrece una alternativa sostenible a las fibras sintéticas derivadas del petróleo y materiales animales, contribuyendo a la reducción de microplásticos y al respeto por los derechos animales. La celulosa bacteriana presenta alta resistencia y puede personalizarse con tintes naturales, lo que la hace ideal para aplicaciones en la industria textil. Este avance no solo promueve la economía circular, sino que también establece un modelo ético en el diseño y producción textil. Para más información, visita el enlace.
Las fibras sintéticas, derivadas del petróleo, junto con los materiales de origen animal, presentan un impacto ambiental considerable y son responsables de la contaminación por microplásticos. En este contexto, la celulosa bacteriana emerge como una alternativa prometedora. Este material es biodegradable, posee alta pureza y resistencia mecánica, y puede ser teñido y texturizado, lo que lo convierte en un candidato ideal para reemplazar a las fibras sintéticas.
Un equipo de investigación de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería y Diseño Industrial (ETSIDI), perteneciente a la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), ha desarrollado un innovador método para producir celulosa bacteriana utilizando residuos orgánicos como posos de café, hojas de té y restos alimentarios. Este avance no solo transforma desechos en materiales valiosos, sino que también ofrece una opción sostenible y ética para la industria textil al proporcionar un “cuero vegano”, libre de explotación animal.
La celulosa bacteriana se ha consolidado como un biomaterial sostenible con diversas aplicaciones industriales. En un estudio liderado por la investigadora Cristina Moreno Díaz, junto a dos estudiantes de ETSIDI-UPM, se centró en la producción de este material a partir de residuos orgánicos. La investigación comparó métodos de cultivo estático y agitado, revelando que el primero produce láminas de mayor calidad, ideales para su uso en textiles y productos similares al cuero.
Además, el equipo exploró técnicas para personalizar la celulosa bacteriana mediante tintes naturales y tratamientos que mejoran su elasticidad, resistencia al agua y estética. Al basar su producción en residuos orgánicos, se logran reducir costes y promover la economía circular, demostrando cómo los materiales innovadores pueden integrarse en prácticas industriales más responsables con el medio ambiente.
Los hallazgos del estudio han sido publicados en la revista Polymers, destacando el potencial de este material como alternativa sostenible en el sector textil. “Buscamos crear un material sostenible que no solo aborde los desafíos ambientales actuales, sino que también respete principios éticos al ser una opción libre de productos animales”, declaró Cristina Moreno-Díaz.
Las repercusiones sociales son significativas; este biomaterial no solo contribuye a la reducción de residuos, sino que también promueve un modelo productivo basado en el respeto por el medio ambiente y los derechos animales. Representa así un avance hacia un futuro donde moda y diseño coexisten con valores de sostenibilidad y ética.
Este proyecto fue realizado en colaboración con la comunidad EELISA Industrial Design 4 Human, apoyándose además en negocios locales del barrio de Lavapiés, ejemplificando cómo la ciencia y la cooperación pueden generar avances significativos.
Cristina Moreno-Díaz, Salvador González-Arranz y Carmen Martínez-Cerezo han contribuido significativamente a esta investigación titulada Bacterial Cellulose Production within a Circular Economy Framework: Utilizing Organic Waste, publicada en Polymers 2024; https://doi.org/10.3390/polym16192735.
Las fibras sintéticas derivadas del petróleo y los materiales animales tienen un elevado impacto ambiental y contribuyen a la contaminación por microplásticos.
La celulosa bacteriana es biodegradable, presenta alta pureza y resistencia mecánica, y puede teñirse y texturizarse, lo que la convierte en una alternativa ideal para sustituir a las fibras sintéticas.
El estudio desarrollado en la ETSIDI de la UPM utiliza residuos orgánicos como posos de café, hojas de té y restos de alimentos para fabricar celulosa bacteriana, transformando desechos en materiales de alto valor.
La celulosa bacteriana tiene diversas aplicaciones industriales, incluyendo su uso en textiles y productos similares al cuero.
El uso de residuos orgánicos reduce costes y fomenta la economía circular, integrando prácticas industriales más responsables con el medio ambiente.
El objetivo es crear un material sostenible que ofrezca soluciones a los desafíos ambientales actuales y respete principios éticos al ser libre de productos animales.
Este biomaterial ayuda a reducir la generación de residuos y promueve un modelo de producción basado en el respeto al medio ambiente y los derechos animales.
El trabajo fue realizado en colaboración con la comunidad EELISA Industrial Design 4 Human y con el apoyo de negocios locales en Lavapiés, mostrando cómo ciencia y cooperación pueden impulsar avances significativos.