Una estancia en esa suiza pirenaica que es el principado de Andorra puede ser una auténtica ruina si te descuidas y utilizas tu iPad para recibir correo y navegar sólo una tarde. Porque enseguida te llega el SMS de Movistar avisándote de que has consumido el 80 por ciento del roaming, 150€ más IVA.
Vamos, que lo que te crees que has ahorrado en paquetes económicos en hoteles de cuatro estrellas te lo comes en el maldito teléfono en cuanto te descuides. Porque Andorra tiene uno de los precios de telefonía y datos más caros del mundo. Sí, como lo oyen. Es más barato navegar y hablar en la India, en Australia, incluso en Irán, que en este trozo de tierra fronteriza con la piel de toro.
Conocí Andorra en los comienzos de los ochenta, en el siglo pasado, donde no había políticos que mangonearan la economía. Mandaban el copríncipe de Francia, un fiscal nombrado por el presidente francés y el obispo de La Seu. En aquellos años los políticos consiguieron hacerse con el poder, tener parlamento, sueldo, secretarias, coches oficiales y todo lo que ello conlleva. Conclusión, que todos los impuestos son pocos para mantener a toda esa tropa de gobernantes y sus secretarias, chóferes y gastos a todo tren. Y cobrarles a los millones de españoles que cada año pasan por Andorra a cuenta de lo que consumen en sus móviles se convirtió enseguida en la gallina de los huevos de oro.
Para los que no lo saben, les contaré que antes de la Guerra Civil y la segunda mundial Andorra era un paso fronterizo donde vivían un centenar de pastores, agricultores y poco mas. En la guerra se hicieron de oro pasando contrabando y personas de un lado a otro de la frontera. Pero no se enriquecieron cobrando el paso, sino asesinando a los inocentes judíos que contrataban pasar de Francia a España, huyendo de los nazis, a los que ataban con alambres y abandonaban en los desfiladeros cubiertos de nieve y se quedaban con toda la riqueza que llevaban en sus equipajes, sobre todo diamantes y oro en lingotes.
Aún hoy siguen apareciendo cadáveres con las muñecas atadas con alambres… Incluso hace pocos años alguien se tomó la venganza y envió al otro mundo a uno de los fundadores de Pyrénées, al que dejaron atado con alambres como él hizo con muchos refugiados que encontraron así su muerte, confiando en ese buen pastor andorrano que le salvaría de las tropas alemanas que perseguían a los judíos en Francia.
Ahora Andorra ha dejado se ser un centro de contrabando porque los precios en Europa se han estabilizado y ya no es negocio comerciar. El negocio fue sustituido por bancos donde los políticos y mafiosos de medio mundo lavan su dinero turbio, como la propia familia Pujol, o ministros chavistas que encuentran en la banca andorrana facilidades.
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