Astronomía

15/01/2025@15:08:30

La misión Gaia de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha finalizado sus observaciones científicas tras más de una década de trabajo, acumulando más de tres billones de datos sobre dos mil millones de estrellas y otros objetos. Este ambicioso proyecto ha revolucionado nuestra comprensión de la Vía Láctea, proporcionando el mapa más preciso y extenso de nuestra galaxia. Aunque las observaciones han concluido, se prevén dos publicaciones de datos adicionales en 2026 y a finales de esta década, lo que permitirá profundizar aún más en los descubrimientos realizados. Gaia ha sido fundamental para la astrofísica moderna y su legado perdurará en futuras investigaciones.

La misión Sunrise III ha logrado obtener datos del Sol con resoluciones espaciales y temporales sin precedentes, convirtiéndose en el primer observatorio en capturar datos espectropolarimétricos simultáneamente en ultravioleta cercano, visible e infrarrojo. Este avance, liderado por el Instituto de Astrofísica de Andalucía (IAA-CSIC), permitirá desentrañar nuevos misterios sobre la estrella que da vida a la Tierra. La misión, que se realizó desde un globo estratosférico a 37 kilómetros de altitud, ha sido fundamental para estudiar fenómenos solares que afectan nuestro entorno, como las eyecciones de masa coronal. Con más de 100 publicaciones científicas desde su inicio en 2009, Sunrise III promete seguir enriqueciendo el legado científico en física solar.

Este fenómeno se había observado con cierta frecuencia en simulaciones computacionales de procesos de formación estelar, pero se habían realizado escasas observaciones directas.

Un equipo internacional de astrónomos de la Universidad Western Sydney de Australia ha registrado a través de sus radiotelescopios cuatro objetos extraños en el Universo con forma de anillo, tres de los cuales tienen un brillo particularmente fuerte en sus bordes.
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Mientras observaban una galaxia recién inactiva utilizando el Atacama Large Millimeter/submillimeter Array (ALMA) y el Telescopio Espacial Hubble (HST), un equipo científico descubrió que este había dejado de formar estrellas no porque hubiera agotado todo su gas, sino porque la mayor parte de su combustible para la formación de estrellas había sido expulsado del sistema cuando se fusionó con otra galaxia.

Hace varios millones de años, nuestros ancestros más lejanos ya observaban el firmamento con el mismo entusiasmo con el que astrofísicos y aficionados de todo el mundo ponen hoy el ojo en el telescopio.